La cervecería amplía su comedor con el bajo del Colegio de Aparejadores donde está un cuadro que fue objeto de disputa

El protagonista es el Dios Cronos, que aparece montado en una carroza tirada por dos ocas. Le acompaña una mujer semidesnuda y unos niños que van dejando a su paso relojes de pulsera y de bolsillo, así como esclavas de oro, estuches y otras joyas. Así es el cuadro en forma de óvalo, de tres por seis metros, que está en el techo del nuevo comedor de la cervecería Pepe Jerez.

Carlos Durán acaba de ampliar el establecimiento con el resto del bajo del edificio que ocupa el Colegio de Arquitectos Técnicos, salvo el portal y la escalera que da acceso a las plantas superiores. Ha sumado 230 metros que tienen por protagonista este cuadro y que se ha convertido en el centro del establecimiento. De hecho, esa obra tiene una iluminación especial para que se vea mejor por las noches y la reforma de todo el local (también la parte que ya estaba abierta) se ha hecho en consonancia con la sala en la que se encuentra.

El bar original tenía el suelo de madera, pero ahora es de mármol blanco de Macael. Como las columnas de la sala del cuadro estaban revestidas de madera oscura, la barra y el mobiliario han cambiado a ese color. Se han colgado algunos espejos envejecidos.

El mítico Pepe Jerez se jubiló en 2008 y después llegaron otros hosteleros, hasta que Chiqui recuperó el nombre de quien hizo este bar un punto de referencia en el Casco Antiguo y ahora Carlos Durán da el paso con su ampliación.

Durán se hizo cargo de la cervecería hace nueve años y ya entonces quiso quedarse con la sala contigua, pero la declaración del Casco Antiguo como zona saturada de ruido lo impedía. Así que, una vez levantado el veto para ciertos negocios diurnos y en determinadas zonas del centro, vio la posibilidad de incorporarlo al negocio y llegó a un acuerdo con el Colegio de Arquitectos Técnicos. Este es el dueño del edificio y se lo ha alquilado por 15 años. El edificio es la antigua casa de Álvarez Buiza.

Precisamente, la familia y el Colegio de Aparejadores se enfrentaron en los juzgados por el cuadro bajo el que ahora se puede cenar. Hubo un largo proceso de juicios, apelaciones y traslados. El lienzo estuvo siete años fuera de casa, pero volvió hace 14 años con ejecución de sentencia por medio.

Adelardo Covarsí pintó este lienzo entre 1923 y 1925. Fue un encargo de la familia Álvarez Buiza para su negocio recién inaugurado en la Plaza de España, una relojería. De ahí que el Dios Cronos aparezca con unos niños que sueltan relojes y joyas.

Durante 80 años, el dios del tiempo descansó en el techo del número 15 de Plaza de España. Pero en 2002 la familia Álvarez Buiza vendió el edificio. Estaban convencidos de que se trataba de un fresco y que no se podía separar de la pared sin dañarlo.

Durante el traslado se descubrió que se trataba de un lienzo sujeto por las molduras. La familia se lo llevó.

Los nuevos dueños acudieron a los tribunales para intentar recuperarlo. En 2007, una sentencia dio la razón a los Álvarez Buiza y la pintura, que había estado durante años en el Museo Provincial de Bellas Artes, volvió a sus manos. Pero el Colegio de Arquitectos Técnicos y Aparejadores presentó un recurso. Una segunda sentencia decidió que la familia tenía que devolver la obra porque el inmueble fue comprado y en el lote se incluía este cuadro.

Desde diciembre de 2009

El colegio tuvo que esperar dos años más para que se lo devolvieran. En su día se quejaron de que la obra había estado enrollada y sufría algunos daños, por lo que un restaurador tuvo que intervenir y reparar fisuras. Desde el 1 7 de diciembre de 2009, la obra se puede ver en su sitio.

A pesar de esta historia y de que Adelardo Covarsí es uno de los artistas costumbristas extremeños más conocidos, Carlos Durán considera que muchos pacenses no saben que allí permanece esta obra. «Es una joya desconocida».

Ahora es el centro de la mítica cervecería, que suele organizar exposiciones en sus paredes y quiere seguir haciéndolo. Pero sin perder el objeto de su negocio.

Tras la reforma emprendida hace un mes, el bar tiene tres estancias. La del cuadro, denominada Sala Covarsí; otra sala equipada con sistemas audiovisuales para acoger presentaciones y celebraciones; y la original del bar. Podrá atender a todos los clientes porque ha ampliado la cocina.

«Aquí se viene a comer y optamos por la calidad y el producto, y con más espacio en la cocina podemos hacer más cosas nuevas», señala Carlos Durán, que a partir de ahora ofrece la posibilidad de cenar bajo una bóveda de Covarsí.

 

FUENTE DEL ARTÍCULO: HOY.ES

REDACCIÓN DEL ARTÍCULO: Rocío Romero

Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Badajoz

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